Sábado, Marzo 23, 2019

opinion

Sin querer y sin darse cuenta, los bolivianos fueron arrastrados a una “guerra fría” de masistas y no-masistas que en octubre tendrán su batalla final

 

Sin querer y sin darse cuenta, los bolivianos han sido arrastrados a una ”guerra fría” entre ‘masistas’ y ‘No-masistas’; y ¿cuál es “objeto” en disputa?, pues es el Poder, el Gobierno y su uso discrecional. Entiéndase en este artículo de opinión al Gobierno como sinónimo del Poder, no específicamente al “administrador” de turno o coyuntural de ese Gobierno o Poder, que en este caso viene a ser el partido político del Movimiento al Socialismo (MAS) y Evo Morales, en su condición de Presidente.

 

En esta “guerra fría”, se puede identificar en el bando de los ‘No-masistas’ a las organizaciones políticas de oposición, a ex militantes del MAS disidentes, ex funcionarios del actual Gobierno y sus familias, activistas, “organizaciones sociales” disidentes marginadas del MAS, organizaciones sindicales y cívicas que no han sido atendidos por los administradores del Gobierno, el profesional independiente, la ciudadanía informada que sigue las noticias día a día en los Medios independientes, las víctimas de la actual administración gubernamental, pero también las organizaciones empresariales, ONGs, PYMES afectadas por las políticas aplicadas por la actual gestión gubernamental, ciudadanía en general que rechaza la corrupción, entre otros.

 

En el bando de los masistas encontramos a los militantes del MAS, muchos de ellos funcionarios del Gobierno, sindicatos y organizaciones gremiales cooptados bajo la sigla de CONALCAM (Consejo Nacional para el Cambio), encabezado por masistas, ciudadanos que no se informan día a día; pobladores, ciudadanos “simpatizantes” por una identidad racial, social y cultural; empresarios nacionales y extranjeros beneficiados por la actual administración gubernamental, extranjeros contratados o militantes de la extrema izquierda, profesionales extranjeros beneficiados con un contrato de trabajo, entre otros.

 

En esta “guerra fría” el objeto que está en disputa es el Gobierno. En el caso de los masistas, su lucha es por perpetuarse en el poder, en el que ya están 13 años continuos con el mismo Presidente, con el mismo Vicepresidente, con los mismos ministros, que en algunos casos hacen rotaciones; con los mismos diputados y senadores, con algunas nuevas incursiones de dirigentes del Conalcam. En el caso de los empresarios su interés es seguir gozando de los contratos y políticas sectoriales con los que son beneficiados. En el caso de los extremistas, esos están por salarios y beneficios que reciben y algunos casos para extender la hegemonía de su ideología pero el fin sigue siendo el bienestar individual. En el caso de los dirigentes cooptados su interés es acceder a una diputación, senaturía, viceministerio o seguir beneficiándose de las dádivas.

 

En el caso de nos no-masistas el objetivo general es cambiar a los administradores del Gobierno, sin embargo loa objetivos particulares son diferentes. Políticos opositores, disidentes, activistas luchan por la tomar el Poder; por el lado de los cívicos, dirigentes y organizaciones sociales su lucha es el cambio de los actuales administradores del Gobierno para terminar con la persecución política y para que sean atendidos sus demandas regionales y sociales; en el caso de los profesionales su lucha por cambio del MAS por otra opción de Gobierno que les permita acceder a un empleo sin ser marginados por sus ideologías, en el caso de las empresarios y Pymes cambio de los administradores del Gobierno por otros que ponga reglas claras que les permita desarrollarse, crecer y generar empleo y que no les asfixien con políticas confiscatorias; en el caso de las víctimas su lucha es que se haga justicia una vez que salga el MAS del Gobierno; en el caso de la población y ciudadanía en general su lucha es sacar al MAS del Gobierno para que termine la corrupción y los abusos.  

 

Sin querer y sin darnos cuentas los bolivianos han sido arrastrados a esta “guerra fría” hace casi una década atrás, cuando el Evo Morales y el MAS le declararon la “guerra” a todo aquel ciudadano, organización, agrupación, institución que tenga una palabra, opinión y acción disidente a sus intereses de grupo, a quienes identifica como “enemigos del proceso de cambio”.

 

La metodología de destrucción de los masistas es el mismo utilizado por el régimen castrista, negar la responsabilidad de los hechos frente a las acusaciones, responsabilizar al “enemigo” de sus errores, delitos y desastres. El “enemigo” también son los gobierno opuestos a su supuesta “ideología”. La herramienta de destrucción es la descalificación, el uso de instrumental de la justicia, el uso de los recursos del Estado etc.

 

En esa declaratoria de “guerra” todos recordaran los enfrentamientos entre los masistas con los cívicos, sobre todo del oriente boliviano, desde Pando hasta Tarija, allá por el año 2008; la mayoría de ellos hoy autoexiliados, encarcelados o perseguidos. Posterior a ese hecho el enfrentamiento se daría con la Iglesia Católica boliviana, que en una extraña razón no incluye al actual Papa. Víctimas de la declaratoria de “guerra” también serían los Medios de Comunicación, amordazados por políticas estatales y el control económico. Todos ellos, incluido el clásico “enemigo”, tomado como tal mecánicamente, el Gobierno de Estados Unidos, fueron identificados como la “derecha”.

 

https://www.elmundo.es/elmundo/2008/09/10/internacional/1221078766.html

 

 

Quién no recuerda la declaración pública efectuada por Evo Morales y los masistas a lo largo de los últimos 13 años de Gobierno.

 

“En este tiempo la derecha más conocida como vende patrias,  usan, inventan cualquier pretexto y tema para que fracase las elecciones primarias. Saben hermanos, en las elecciones vamos a dar waska, van a ser derrotados de lejos, porque está la conciencia del pueblo”, afirmó Evo Morales durante el acto de inauguración de un coliseo cerrado en la comunidad Pomata-Corque, Oruro, en fecha 26 de noviembre de 2018.

 

"Hay está la Iglesia Católica, otras iglesias, siempre orando y reflexionando sobre la gente abandonada, aunque no faltan algunos pocos obispos de la jerarquía, que se inclinan hacia los poderosos, hacia la derecha, traicionando a Jesús", dijo durante un acto de graduación en su sindicato cocalero, San Francisco, el 8 de diciembre de 2018.

 

“Con el mayor de los respetos, entiendo que desde los medios de comunicación existen posturas opositoras, tienen todo el derecho, tienen todo el derecho (los) periodistas de ser opositores. Lo único que pedimos es que esos periodistas digan claramente que son opositores”, dijo el entonces ministro de la Presidencia Alfredo Rada, al ser consultado por los periodistas, sobre el uso de recursos y bienes del Estado en las movilizaciones de apoyo al proceso de cambio y a la reelección del presidente Evo Morales, este 10 de octubre del 2018.

 

"Qué dijo el presidente electo de Brasil, qué dijo el presidente de Chile, Evo ya no es interlocutor válido, en el fondo cómo desconocernos. Esas oligarquías que no nos aceptan van a financiar a la derecha boliviana, no solamente el imperio norteamericano como lo hace hasta ahora", dijo Evo Morales en Oruro, el 31 de octubre de 2018.

 

Así, como estas citas textuales de los dichos de Evo Morales y los masistas hay miles, solo hay que googlearlo, para volverlos a leer.

 

Los bolivianos, sin quererlo y sin pensarlo, han sido arrastrados a una “guerra fría” que está apunto de desarrollar la batallas “mortal” con vistas a las elecciones generales del próximo 20 de octubre, con unos árbitros inclinados hacia el MAS, con un Evo Morales “habilitado” ilegalmente, anticonstitucionalmente y en contra de la voluntad popular expresara en el referendo vinculante del 21 de febrero del 2016. Con un Evo Morales que utilizará los recursos del Estado para llevara adelante su campaña, todo con el fin de perpetuarse en el Gobierno.

 

A siete meses de las elecciones presidenciales de octubre, me atrevo a “pronosticar” para Bolivia un futuro de “inestabilidad política, social y económica” sea quien se el nuevo Presidente de los bolivianos. Después del 20 de octubre de 2019, sí Evo Morales continua en el Gobierno, con la “ayuda” de Tribunal Electoral, no sabemos el tiempo que durará, porque la falta de legitimidad y legalidad terminará agrietando y rompiendo al debilitado gobierno masista. El millonario gasto para las elecciones generales y los bajos recursos económicos también pasaran factura.

 

En el caso de que Carlos Mesa llegue al Gobierno, los pocos dirigentes cooptados por el MAS también interferirán el desempeño de la gestión gubernamental, tal cual ha ocurrido en la administración municipal de la ciudad de La Paz. Esa gestión de Gobierno también será afectada por los bajos ingresos estatales, pero sobretodo por las deudas adquiridas por el actual Gobierno del MAS, tal como ha ocurrido con la Gobernación de Tarija, tras la gestión de Lino Condori del MAS.

 

"Hemos pedido auditorías para que salga a la luz pública toda esta situación. No es posible que esas millonadas estén en la nada y no hubo desarrollo. Se gastó en refrigerios y en otras cosas y no así en el desarrollo. Es cuestión de tiempo para demostrar la situación en la que dejaron a la Gobernación, con 8.000 millones de bolivianos de deuda”, había dicho el representante  de la Gobernación de Tarija, Justo Suárez, el 15 de agosto del 2015.

 

Cuando la deuda externa pública de mediano y largo plazo del país llegó a 9.869,2 millones de dólares al 31 de octubre de este año, monto que equivale al 24,2% del Producto Interno Bruto (PIB), según el último informe del Banco Central de Bolivia (BCB), publicado el 26 de noviembre de 2018.

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