Tiene 35 años y reside en Canadá desde el 2002 en donde ha forjado una carrera como profesional en fisio culturismo. Es entrenadora personal y en línea, y su cuerpo jamás pasará desapercibido para propios y extraños a esta disciplina.

Sin embargo, a Dobrinina le caen toda suerte de críticas y algunos dicen que su obsesión por el ejercicio muscular es una patología psiquiátrica que raya con la dismorfia muscular, afirma El País de España.

"No es casualidad que el nombre que empieza a utilizarse (...) rime con anorexia. Las dos enfermedades distorsionan la imagen que los afectados tienen sobre sí mismos: los anoréxicos nunca se ven lo suficientemente delgados, los vigoréxicos nunca se encuentran lo suficientemente musculados", señala el medio español.

Dobrinina dice en su sitio web que su preocupación por mantener un cuerpo perfilado viene desde sus años de infancia.

"Yo era esa persona que siempre estuvo activa durante toda mi vida, y que amaba a su cuerpo y estaba tan segura de ello, que inspiré a la gente para que hiciera lo mismo (...). Entonces vi que 226 libras de masa en el espejo. Esa persona en el espejo era yo: grasa y ridículamente fuera de forma", comenta la mujer.

"En ese momento, cuando me despertaba cada mañana, odiaba a mirar en el espejo. Traté de no mirar, pero cuando lo hice, me repetía "No me gusta esta persona", "voy a cambiar ya mismo", "Voy a arreglar esto", "Voy a estar incluso mejor que antes, porque me amo lo suficiente como para hacerlo", agregó.

El País dice que cerca del 10 % de quienes practican esta disciplina en Estados Unidos sufren de ‘vigorexia' y los médicos solo pueden detectarla cuando los pacientes ingresan a urgencias debido a daños musculares.