Jueves, Octubre 22, 2015
Culturas

El Caporal es una danza de Bolivia cuyas raíces están en la Saya afro-boliviana, los Negritos Tundiquis, su precursor es la familia Estrada Pacheco

TIERRA NOTICIAS. Para la humanidad es fundamental conocer que la danza del Caporal es de Bolivia, tiene sus raíces de vida y origen firmemente arraigadas en territorio boliviano. La opinión pública y los investigadores coinciden en que esta danza tiene sus raíces en la Saya afro-boliviana, específicamente en el personaje del Caporal. Desde sus primeros pasos, esta expresión cultural ha trascendido fronteras y se ha globalizado, ganando reconocimiento y admiración en toda América.

Su peculiar combinación de pasos enérgicos y la contagiosa mezcla de ritmos y melodías alegres en su música han cautivado a numerosos países, quienes se han sentido tentados a incorporar y adoptar esta danza boliviana en sus propias manifestaciones culturales.

La danza del Caporal, con su vitalidad y expresividad, ha cruzado fronteras geográficas y culturales, convirtiéndose en un fenómeno artístico que trasciende las divisiones nacionales. La influencia y la difusión de esta danza boliviana han sido tan significativas que ha generado una resonancia no solo en América, sino también en otras partes del mundo, sirviendo como un embajador cultural que destaca la riqueza y la diversidad de las tradiciones latinoamericanas.

Así como el Tango es símbolo de la pasión argentina, la danza del Caporal es un emblema vibrante de la riqueza cultural de Bolivia el cual debe ser reconocida como un patrimonio cultural exclusivamente boliviano, que todo el mundo puede bailarlo libremente, reconoiendo sus origenes bolivianos.

Los origenes de la danza del Caporal y los padres del Caporal están en La Paz, Bolivia

En un hito trascendental para la expresión cultural boliviana, la danza Caporal, que emergió en 1969 dentro del seno del grupo folklórico "Urus del Gran Poder", fue concebida y desarrollada por la talentosa familia Estrada Pacheco. Este grupo pionero, liderado por figuras notables como Víctor, Vicente, Jorge, Carlos, "Morocha", Lidia, y Eva Estrada, así como Efraín, Santos, y Eddy Pacheco, marcó el inicio de una tradición que perdura hasta el día de hoy.

La danza Caporal se presentó por primera vez en la fiesta del Gran Poder en 1972, consolidando así su lugar en el rico panorama folklórico boliviano. Entre los fundadores y protagonistas iniciales de esta expresión cultural, destacan nombres como René Quisbert, Wilson Cano, Fernando Fuentes, Moisés Ayllón, los hermanos Zamorano, Escalier y Villacorta, Juan José Aguirre, Dandy Villacorta, Julio Rivas Sanjinés, Fortunato Atahuichi, Renán Quintana y Moises Ibañez, quienes contribuyeron significativamente a la consolidación y expansión de la danza caporal, según se detalla en el libro "No se baila así no más…" Tomo 2 de Eveline Sigl.

HERMANOS ESTRADA PACHECO (CREADORES DE LA DANZA DEL CAPORAL) | TODOS JUNTOS  POR NUESTRA CULTURA EL CAPORAL ES 100% BOLIVIANO Y COMO BOLIVIANOS ES  NUESTRO DEBER DEFENDER NUESTRA CULTURA TANTO LA DANZA

Foto: Los hrmanos Estrada Pacheco (Bolivia)

La familia Estrada Pacheco no solo es reconocida como los precursores, sino también como los custodios de esta valiosa tradición, transmitiendo de generación en generación la esencia y el significado cultural de la danza Caporal. Su labor y dedicación han contribuido a preservar y enriquecer esta expresión artística, convirtiéndola en un componente integral del patrimonio cultural de Bolivia.

La diversidad de talentos y personalidades que conformaron este grupo inicial demuestra la colaboración y la convergencia de esfuerzos para dar vida a una danza que ha resonado a nivel nacional e internacional. Así, la danza Caporal, con sus raíces profundamente arraigadas en la familia Estrada Pacheco y sus colaboradores, continúa siendo una manifestación vibrante y representativa de la rica herencia cultural de Bolivia.

Los Caporales surgieron durante el "desborde de creatividad" a principios de los años 70, una época marcada por la prolífica creación de danzas que combinaban elementos de otras manifestaciones culturales, como los Reyes Morenos, una expansión del Rey Moreno de la Morenada, o la Angelada, una multiplicación de los Ángeles de la Diablada. Este florecimiento artístico tuvo lugar en un contexto histórico marcado por las dictaduras militares, especialmente la de Hugo Banzer, quien desde 1971 implementó un régimen de "orden, paz y trabajo".

En cuanto a la inspiración inicial de los Caporales, existen dos interpretaciones. La opinión pública y los investigadores generalmente coinciden en que la danza tiene sus raíces en la Saya afro-boliviana, específicamente en el personaje del Caporal (el origen de la Saya afro-boliviana está en Los Yungas de La Paz). Esta afirmación, sin embargo, ha contribuido a la confusión entre los términos Saya y Caporal. A pesar de los esfuerzos de la comunidad afro-boliviana para diferenciar la Saya como propia de los afro-descendientes, persiste cierta confusión en el exterior con respecto a ambas denominaciones.

Caporales Urus del Gran Poder - Todo sobre Caporales

Foto: La Saya Caporal en la cuna del Caporal: La Paz (Bolivia)

La falta de una delimitación precisa resulta sorprendente, especialmente considerando que los Caporales es una danza relativamente joven, y muchos de sus creadores aún están vivos. Este fenómeno puede deberse a un mito de creación establecido y promovido por los hermanos Estrada, quienes posiblemente buscaron diferenciar su danza de los Negritos/Tundiquis. Aunque en épocas anteriores esta última era muy popular, en la actualidad no se considera una danza particularmente prestigiosa ni está asociada al mismo sector social que se apoderó de los Caporales.

En este contexto, al centrarse en los Caporales "jailones", es más adecuado sugerir que la danza se inspiró en un capataz de los Yungas que afirmar que proviene de los Negritos, una danza derivada de los villancicos navideños y que, en comparación, podría considerarse menos destacada. Este análisis destaca la complejidad de las influencias y las interpretaciones que rodean el origen de los Caporales, subrayando la necesidad de una comprensión contextual más profunda para apreciar plenamente su desarrollo.

En cualquier caso, es innegable que Alberto Pacheco, entonces destacado empresario de espectáculos, tuvo la visión de invitar a un grupo afro-yungueño a La Paz, y cuando los 35 comunarios de Tocaña hicieron su entrada triunfal en el Coliseo Cerrado, dejaron una impresión imborrable. Según la narrativa de los hermanos Estrada, ese encuentro con el capataz yungueño y el evento en sí mismo se postula como la fuente de inspiración primordial para la creación de la danza de los Caporales.

De Tocaña a La Paz: el Caporal cumple 50 años

Foto: El Caporal de Tocaña a La Paz (Bolivia)

A pesar de esta versión, planteada por Héctor Escalier, Sánchez Patzy y otros, que sostienen que la danza surgió del Caporal de los Tundiquis/Negritos, es intrigante la superposición de imaginarios de poder que se evidencia en la narrativa. Ya sea un capataz, un gaucho, un jilaqata o un militar, la danza del Caporal siempre alude a masculinidades dominantes, a la virilidad indómita e insuperable del hombre que lidera. En este entrecruzamiento de influencias, cabe destacar que los "Urus" ya contaban con la danza de los Tundiquis en su repertorio, y para la entrada del Gran Poder, la antigua danza de los Negritos se fusionó con los recientemente creados Caporales:

En 1972, se realiza la fusión de estas dos instituciones, es decir la Fraternidad Negritos del “Illimani” y la Fraternidad “Urus del Gran Poder”, dirigida por los hermanos Víctor y Vicente Estrada y otros con el nombre de Caporales Tuntuna “Urus del Gran Poder”, constituyéndose desde ese entonces como una danza del neo-folklore. (Freddy Yana Coharite)

De las 67 fratenidades del Gran Poder, 21 son de morenadas y 12 de caporal

Foto: El personaje del Capataz y el Caporal (Bolivia)

Evidentemente, ya sea de manera directa o a través de la representación aymara y luego mestiza de los Negritos/Tundiquis, el personaje que dio origen a la danza Caporal indudablemente tomó inspiración del capataz afro-yungueño. Esto ayuda a explicar cómo, a pesar de la polémica entre los Kjarkas y la comunidad afro-boliviana, existen afro-descendientes que consideran a la Saya como la "madre" de los Caporales.

Es importante tener en cuenta que los Caporales de la Saya afro-yungueña no poseían el carácter de mandamás feroz que maltrataba a la tropa. El capataz que David Mendoza observó en 1993 durante la Saya de Chicaloma era una persona mayor, una autoridad respetada, pero no de imponente estatura o apariencia. Sin embargo, al considerar la siguiente cita, parece que la Saya afro-boliviana citadina que surgió a partir de los años '80 de alguna manera reinterpretó y reapropió el carácter violento y espectacular que el Caporal había adquirido en la danza de los Caporales.

En la representación de la cholita afro-yungueña, las primeras Caporalas llevaban zapatos planos o botas hasta debajo de las rodillas, adornadas con cascabeles. Vestían polleras hasta cuatro dedos encima de la rodilla, combinadas con enaguas y bombachas, y doblaban el ala delantero de su sombrero de cholita paceña, adornado con cintas y un par de lentejuelas. Al igual que en los Tundiquis, algunas de ellas incluso se pintaban la cara con carbón de corcho o crema. En cuanto a la indumentaria masculina, Héctor Escalier recuerda:

"Cuando hicimos los Caporales en la vestimenta teníamos que ver cómo vamos a diseñar, entonces nos copiamos de un personaje Caporal yungueño de Coroico que vive en un cafetal y demás situaciones, el señor ese que vive ahí usa una camisa blanca, lleva unos cascabeles originales de la víbora cascabel en su pierna, no ve, lleva un chicote tradicional porque es capataz, lleva un sombrero grande para cubrirse del sol. Entonces, viendo esa situación, hemos tratado de copiar y recuerdo al señor Cruz un bordador antiguo que creo todavía sigue todavía viviendo, nos hizo el primer disfraz que era un colán, buzo ancho, [...] polainas de cuero, usamos eso y con cascabeles y bueno, el buzo era grande, colán ancho, usamos una blusa y cruzado una manta que era lo tradicional, una manta y un sombrero de paja grande".

El ala ancha del sombrero se doblaba hacia arriba en la parte delantera, acompañada por un pañuelo rojo en el cuello. Pronto, las polainas de caballería del Regimiento Uno de La Paz fueron reemplazadas por botas decoradas con una hilera de cascabeles en su borde superior. El tema de las caretas resulta algo ambiguo, ya que mientras Carlos Estrada, Víctor Estrada y Héctor Escalier afirman que desde 1972 se usaron máscaras "negras", Efraín Pacheco sostiene que las caretas negras aparecieron unos años después de la creación de la danza. Milton Murillo incluso menciona caras pintadas al estilo de la danza de los Negritos. La introducción de las guarachas (volados anchos en las mangas) también es un tanto difusa; sin embargo, en la foto que muestra a Víctor Estrada en 1972, se observa una manga ancha sin las guarachas que posteriormente se aprecian en las fotos de 1974 y 1975 (las cuales eran parte integral del vestuario habitual de los Negritos).

A medida que evolucionaba con el tiempo, la vestimenta adquirió un toque afro con un carácter internacional notable:

... el blusón con guarachas fue copia de los negritos Tundiquis, candombes del Uruguay, Colombia, Cuba por su colorido y vistosidad, innovación que se adaptó a la vestimenta del Caporal que el primer año bailó en Gran Poder con careta, estilo media cara.

El único elemento de origen andino en todo ese atuendo era la manta de chola citadina, confeccionada en tela brillante y bordada, que los Caporales llevaban cruzada sobre un hombro y enganchada en la cintura.

Dada la extraordinaria aceptación de la danza, los miembros de los "Urus del Gran Poder" rápidamente comenzaron a conformar sus propias agrupaciones de Caporales. Surgieron así los Caporales Zangaros de Villa Victoria, Caporales Waras, Caporales Centralistas de Oruro, Bolivia Joven 77, Hermanos Escalier (Reyes de la Tuntuna), Chuquiago Producciones, Arco Iris, Amerindia y Estrellas Nuevas. En relación con los Centralistas de Oruro, es destacable que la fraternidad ya existía como Negritos Centralistas y que en 1974/75 invitó a los hermanos Zamorano y Escalier a formar la danza de los Caporales para esta agrupación. Se debe mencionar especialmente al modista y bordador orureño Carlos Espinoza (Ofelia), quien comenzó a transformar la estética del traje femenino, otorgándole un toque más seductor y atractivo, también apreciado por las señoritas de élite que, en esa época, comenzaron a participar en el Carnaval de Oruro.

Las coreografías eran espectaculares e incluían "pirámides humanas y otras acrobacias al ritmo de tuntuna". Sin embargo, aún no existía una música específica para los Caporales, y lo común era bailar al son de Tundiqui/Tuntuna, siendo los primeros éxitos las Tuntunas de los Payas y "San Benito", grabado en 1968 por los Jairas. La primera banda contratada para acompañar a los Caporales en las entradas fue "Los Sombras Fantasmas" de Tiwanaku.

Poder y empoderamiento

Indudablemente, el Caporal se erige como un símbolo inequívoco del poder patriarcal. Este simbolismo de poder resulta atractivo no solo para los jóvenes que aspiran a heredar o ser parte de este dominio, sino también para aquellos que ya ostentan el poder y para las mujeres que admiran la masculinidad tradicional, la cual se asocia con ser fuerte, exitoso, confiable y ostentar control. Así, la danza de los Negritos/Tundiquis, originada en los barrios marginados de La Paz y fruto del mestizaje andino, trasciende hacia la otra orilla de la ciudad, llegando a los "mistis" de clase media-alta. Es evidente: nadie desea ser un "esclavo"; todos aspiran a ser un mandamás y una vía para alcanzarlo es transformarse en Caporal.

Es importante destacar que resulta controvertido afirmar que la danza de los Caporales tuvo un matiz subversivo contra el orden militar de la década del 70, considerando que la lucha de los revolucionarios de izquierda y los movimientos armados de guerrilla ocurrieron en la década de los '60, incluyendo la revolución cubana. En relación al sombrero con la estrella, es necesario aclarar que este no alude a los castristas cubanos, sino que representa un tipo de tocado cefálico utilizado en el Chaco, Brasil y el Norte argentino. La única danza que efectivamente sirvió como portavoz del descontento y la rebeldía ciudadana fue la Kullawada, liderada, entre otros, por los "Rebeldes de Pelo Largo".

Es innegable que en la actualidad no se considera "políticamente correcto" ni mucho menos "diplomático" afirmar que una danza sumamente popular surgió de la glorificación del autoritarismo, del machismo, del disfrute del poder y de la "mano dura" de los militares que gobernaban el país en ese momento. No obstante, los Caporales proporcionaron un punto de identificación importante y novedoso para sectores sociales que hasta entonces no participaban en actividades folklóricas. Además, al apropiarse de la danza, los jóvenes de élite contrarrestaron su potencial subversivo.

Si bien los aymaras buscan penetrar y conquistar los centros de poder a través del Gran Poder y sus fraternidades en el centro de la ciudad de La Paz, los Caporales de élite están frenando esta reconquista territorial mediante diversas estrategias para dirigir la celebración del Gran Poder. No solo se apropian de la danza, sino que también la transforman, otorgándole un carácter que se alinea con la idiosincrasia de los "ricos y bellos", en consonancia con el neoliberalismo y el hedonismo de la sociedad de consumo. Esta transformación implica, por supuesto, una reconfiguración del vestuario, que en la actualidad debe ser, sobre todo, "fashion" y atractivo bajo los parámetros de una estética occidentalizada.

Para pertenecer a estos "clubes exclusivos" de Caporales de élite, accesibles solo para personas altas y de tez clara que poseen un "buen" apellido y capital económico considerable, los bailarines invierten sumas considerables. De esta manera, simultáneamente reflejan, construyen y consolidan su pertenencia social ante la sociedad. Esta imagen de los Caporales está íntimamente vinculada con la construcción de roles de género, inherentemente imbuidos de relaciones de poder, y los correspondientes conceptos de sensualidad y erotismo.

Sánchez Patzy distingue tres fases en el desarrollo de la danza de los Caporales, las cuales están estrechamente relacionadas con las cuestiones de clase y las identidades locales. Se refiere al Caporal paceño (1969-1985, fundado por los Urus del Gran Poder), al Caporal orureño (1974-1980, fundado por los Caporales Centralistas) y al Caporal cochabambino (1979 hasta el presente, fundado por los Caporales San Simón). Cada uno de estos periodos se distingue por diferentes estéticas y simbolismos. Así, el Caporal, que surge de un barrio popular, conquista el Carnaval de Oruro y se convierte en un emblema universitario, translocal y transnacional. Al mismo tiempo, abandona su identidad de "negro tundiqui, gaucho, gitano" para, gradualmente, blanquearse y finalmente vincularse con la moda internacional y su "versión jailona juvenil", convirtiéndose en un "emblema de la ideología imperante".


Personajes de la danza del Caporal

La danza de los Caporales escenifica y perpetúa estereotipos de género de manera notable. Mientras la Caporala encarna la imagen de lo femenino, siendo considerada "bien hembra", bella, atractiva y dócil, el bailarín de Caporal, con chicote en mano, exhibe una masculinidad fuerte, robusta, activa, atractiva y poderosa. Este imaginario se refleja no solo en los movimientos de baile correspondientes, que implican movimientos de cintura para ellas y exhibición del calzón, y saltos, giros y golpes en el suelo con botas para ellos, sino también en las letras de las canciones.

El éxito del caporal encuentra otro motivo significativo en su música, la cual se presenta como un vínculo singular entre lo andino y lo tropical. La magia de este género radica en su capacidad para fusionar y armonizar elementos de ambas tradiciones musicales, creando así un puente sonoro único entre estas dos influencias culturales aparentemente dispares. Esta fusión de lo andino y lo tropical no solo añade diversidad y riqueza al panorama musical, sino que también resuena de manera atractiva para una audiencia amplia, proporcionando una experiencia auditiva que va más allá de las fronteras culturales y geográficas.

Una de las composiciones musicales contemporáneas que arroja luz sobre la esencia de la danza Caporal es "Soy Caporal" de Tupay.

Toda la gente me está mirando porque soy caporal.
Las botas puestas, los cascabeles, te harán suspirar.

Cuando yo bailo, tiembla la tierra, porque soy caporal.
Con mi chicote y mi sombrero puedo enamorar.

Quiéreme como soy, (negra) ardiente como el sol (samba). Muévete con sabor (negra , siente tu corazón (samba). Bailando Caporales, yo te entregué mi amor.

El Caporal, presentado como el "súper-hombre" que hace temblar la tierra, sugiere poseer una potencia extraordinaria y se proyecta como un amante latino irresistible, estableciendo así una conexión entre el imaginario internacional acerca de los latinos apasionados y fogosos con el folclore boliviano. La exaltación de la fuerza y la hombría tiene sus raíces desde los primeros días de la danza, y resulta significativo que figuras imponentes como Tataque Quisbert y Nene Valdez, ambos "gigantes altiplánicos", hayan participado en esta expresión cultural.

Los Caporales - Danza de Bolivia ????????

Foto: Caporal (Bolivia)

Las múltiples conquistas amorosas y, en especial, el exhibirlas, son característicos del machismo asociado con jóvenes hombres inseguros que tratan de encubrir su falta de confianza con comportamientos desenfrenados y un estilo de baile que les brinda la seguridad de ser personas poderosas, importantes y atractivas para las mujeres, transformándolos en símbolos sexuales exhibibles.

Además, se espera que el acto de bailar en un conjunto reconocido tenga un efecto premonitorio sobre lo que se materializará en la vida real. En otras palabras, al representar al mandamás autoritario, poderoso y exitoso con un físico atlético de luchador, el bailarín aspira a convertirse en esa figura. Sin embargo, para causar impacto, es necesario invertir, como señalan Encinas Bustillos y Meneses Delgadillo:

La fuerza de un caporal [...] depende de lo elaborado de su traje [...] y, por lo tanto, el poder económico del sujeto: mientras más puedes gastar, más churro estarás y, según este discurso, a más éxito puedes aspirar en tu vida personal. Así la potencia viril se iguala al poder económico. (Vladimir Encinas Bustillos y Gabriela Gladys Meneses Delgadillo 2006: s.p.)

La Caporala, que ha abandonado vestimentas tradicionales como la bombacha, enaguas e incluso el calzón bordado, opta por un diminuto calzoncito que, con cada giro, revela hasta el ombligo, contribuyendo así a un escenario machista donde el papel de la mujer parece limitarse a estar a disposición del hombre. Aunque nuestras entrevistas evidencian que desvestirse lamentablemente no implica liberación para la mujer, sino que, más bien, propicia comentarios y comportamientos sexistas, la abrumadora "sensualidad" del baile es parte integral de su éxito.

Las mujeres se sienten cómodas al haberse convertido en símbolos sexuales urbanos que todos desean poseer. Según el antropólogo Nelson Martínez, el valor de los Caporales radica incluso en "despertar la sensualidad e imponerse como elemento discursivo de lo urbano contemporáneo".

Incluso la Macha o Macho Caporala, una mujer que fusiona características del Caporal y de la Caporala al bailar con blusa escotada, pantalón y botas, no escapa de este erotismo. Su estilo, fuerte pero sensual, demuestra que feminidad y poder no son mutuamente excluyentes. La historia de las Machas se remonta a los inicios de los Caporales, como ilustra la foto reproducida por Sánchez Patzy, donde Lidia Estrada fue la pionera al bailar como Caporala en la entrada del Gran Poder hacia 1976, luciendo botas con taco, marcando así la primera feminización del traje.

En los Caporales, no solo se expresan roles de género, sino que también se han convertido en un símbolo importante de identidad nacional, especialmente del mestizaje urbano occidentalizado.

El Caporal más que una danza folclorica

Considerando la extensa difusión y popularidad impulsada por concursos de trajes, coreografías y nuevos ritos de iniciación que generan un cierto estatus social, Nava Rodríguez, ya en 1992, asoció los Caporales con el concepto de globalización. En la actualidad, sitios web de todo el mundo promocionan la danza de los Caporales, y en YouTube abundan los videos de conjuntos folklóricos bolivianos, tanto nacionales como internacionales, ejecutando esta expresión artística. Con el propósito de "sentar soberanía y la nacionalidad de la danza de los Caporales como propia y originaria de Bolivia", el 4 de diciembre de 2005, Napoleón Gómez Silva organizó un evento que reunió a 2800 Caporales danzando en el Prado paceño, un récord que ingresó al Libro Guinness y que seguramente fomentó la imagen de una "danza de integración nacional que busca su universalización".

Una clave para este éxito radica en la desvinculación de la danza de los Caporales de su trasfondo étnico (afro o aymara) y, por ende, de los estereotipos sobre los altiplánicos "taciturnos" y "reservados". Estos estereotipos son reemplazados por la alegría juvenil triunfadora y la estética globalizada de los "Caporales de la posmodernidad andina". En este sentido, la danza de los Caporales ha llevado a una inversión de roles: si antes los "señores" iban a ver cómo sus empleadas bailaban en el Gran Poder, ahora son las empleadas domésticas quienes van a presenciar cómo bailan los "niños bien" de sus patrones.

Es esencial tener en cuenta que, desde su creación, la danza fue un conglomerado que reunía elementos de diversas procedencias, desde los saltos y las pirámides humanas de la danza de los K'usillos (parte del repertorio de los "saltimbanquis" Estrada) hasta elementos afro-yungueños, afro-caribeños e incluso un toque de twist norteamericano. Los trajes femeninos evocan la memoria de waripoleras norteamericanas, mientras que los trajes masculinos se inspiran en personajes galácticos de películas de ciencia ficción. Este origen diverso, junto con la incorporación de patrones estéticos occidentalizados, facilita que no solo los jóvenes del altiplano, sino también aquellos del resto del país e incluso residentes en el extranjero, se identifiquen plenamente con este símbolo del varonil vencedor personificado en los Caporales.

Vestimenta de los Caporales

La danza de los caporales, a lo largo de su historia, ha experimentado una fascinante evolución en cuanto a su vestimenta, reflejando cambios significativos en su estilo y diseño. En sus primeros días, los bailarines lucían sombreros de paja complementados con pañoletas en el cuello, blusas rojas con hombreras en forma de bombas, chaquetas y botas de estilo gaucho adornadas con cascabeles. Esta vestimenta pintoresca no solo dotaba a los danzarines de una presencia imponente, sino que también resaltaba la riqueza de la tradición y la cultura.


Sin embargo, un hito clave en la transformación de la indumentaria de los caporales se produjo durante la entrada folklórica de 1974. Para este evento, la vestimenta experimentó una metamorfosis notable hacia una apariencia más auténtica y representativa de la figura del caporal. De acuerdo con las investigaciones del Musef, el año anterior, en 1973, marcó la creación de las primeras vestimentas específicas diseñadas exclusivamente para la danza de los caporales.

Caporal

En la actualidad, la confección de las vestimentas de los caporales se confía a hábiles bordadores y zapateros, no solo de la calle Los Andes, sino también de diversas regiones del país, quienes aportan su destreza para satisfacer las demandas de las diferentes entradas folklóricas a nivel nacional. La chaqueta, elemento central de la vestimenta, es ahora una pieza llamativa y meticulosamente bordada, resplandeciendo con una rica paleta de colores. Los hombros, elevados en la característica forma de bombas, otorgan un volumen impresionante al torso, mientras que un cinturón ricamente bordado y decorado acentúa la figura. Los pantalones, anchos en la cadera, se combinan con botas exquisitamente decoradas que emiten un sonido característico gracias a los cascabeles, contribuyendo así a la experiencia multisensorial mientras los bailarines ejecutan sus enérgicos pasos.

Aunque algunas fraternidades han optado por preservar la tradición de llevar látigos en la mano como complemento, no todas siguen esta práctica, evidenciando la diversidad de interpretaciones y adaptaciones que coexisten en la expresión contemporánea de la danza de los caporales. En resumen, la evolución de la vestimenta de los caporales refleja no solo cambios estéticos, sino también la continua vitalidad y adaptabilidad de esta forma de expresión cultural a lo largo del tiempo.

Caporala

En lo que respecta al atuendo femenino, se destaca el uso de sombreros de copa baja y chaquetas elegantemente bordadas, estas últimas diseñadas de acuerdo con la preferencia de cada fraternidad. En muchas instancias, la elección de colores no es simplemente estética, sino que se elige estratégicamente para representar los colores emblemáticos de la fraternidad, la ciudad o incluso los tonos del tricolor nacional. Las chaquetas femeninas, ornadas con bombas a los costados, exhiben una mayor apertura en la zona del pecho y la espalda, añadiendo un toque de coquetería y gracia al conjunto.

Soy Caporal. Entrada del Gran Poder #short - YouTube

Foto: Mujer Caporal (Bolivia)

Vestimenta Caporala

En algunas ocasiones especiales, se ha observado la adopción de un estilo más audaz, caracterizado por la presencia de sacos cortos y corsés que realzan la silueta femenina. En la parte inferior, las mujeres llevan polleras cortas que, en combinación con zapatos de tacón grueso y medio, complementan la elegancia y la energía de la danza. Sin embargo, en la actualidad, se ha producido una evolución en el diseño de calzado, presentando zapatos más refinados con puntas afiladas y, a veces, tacones con formas cuadradas, fusionando así la tradición con toques contemporáneos.

El peinado de las mujeres caporales es igualmente una parte esencial de la vestimenta. Dos trenzas cuidadosamente elaboradas y adornadas con tulmas de diversos colores se convierten en una expresión artística que armoniza con el conjunto general.

A medida que transcurren los años, la longitud de las faldas ha experimentado una interesante evolución, reflejando tanto cambios estilísticos como sociales. En el transcurso del tiempo, las faldas han ido acortándose, exhibiendo una tendencia hacia estilos más sugerentes. Esta transformación se interpreta a menudo en el contexto de la búsqueda de la libertad, la expresión personal y el "empoderamiento" de la mujer. No obstante, es esencial reconocer que esta evolución también puede ser objeto de interpretaciones diversas, ya que algunos podrían percibirlo como una forma de empoderamiento, mientras que desde otra perspectiva se podría cuestionar si este cambio puede ser considerado como una forma de "cosificación" de la mujer. En última instancia, la evolución de la vestimenta femenina en la danza de los caporales refleja no solo cambios estéticos, sino también la complejidad de las percepciones sociales en constante evolución.

Alma Boliviana - Pareja Caporal - YouTube

Foto: Pareja de Caporal (Bolivia)

Macho o Macha Caporal

Hace algunos años, la danza de los caporales experimentó una notable expansión con la introducción de un nuevo personaje, conocido como Macho Caporal. Esta incorporación marcó un giro significativo al permitir que más mujeres participaran activamente en esta expresión cultural, desafiando las convenciones establecidas previamente. El Macho Caporal, a pesar de su nombre, es encarnado por bailarinas, quienes adoptan una vestimenta que sigue el estilo distintivo de los caporales masculinos, pero con una interpretación única y femenina.

En contraste con las vestimentas tradicionales de las mujeres caporales, el atuendo del Macho Caporal presenta algunas diferencias notables. El corset, una pieza central en su vestimenta, se distingue por su escote más pronunciado en la zona del busto, resaltando la feminidad de la bailarina. Las bombas en los hombros añaden un toque de elegancia y fuerza a la vestimenta, creando una fusión armoniosa entre lo tradicional y lo contemporáneo.

Además, el peinado juega un papel destacado en la caracterización del Macho Caporal. A menudo, las bailarinas optan por llevar el cabello recogido en una cola, aportando una estética dinámica que complementa la energía y el movimiento de la danza. De manera distintiva, el sombrero se lleva en la mano, añadiendo un gesto teatral que resalta la figura femenina en este papel.

La inclusión del Macho Caporal no solo diversifica la representación de género en la danza de los caporales, sino que también desafía y amplía las tradiciones preexistentes. Este personaje no solo representa una adaptación contemporánea de la danza, sino que también contribuye a la redefinición de roles de género en este contexto cultural específico. Así, la danza de los caporales evoluciona constantemente, abriendo espacio para la expresión individual y colectiva, y enriqueciendo la rica tradición cultural que la sustenta.

Caporales song “Invite me” – Claudia Arce – Canción caporales “Invítame” –  Bolivian Thoughts

Foto: Macha Caporal Bolivia, Miss Bolivia Claudia Arce (Bolivia)


Macha Caporal en el Carnaval de Oruro

A lo largo del tiempo, los instrumentos utilizados en la danza de los caporales han evolucionado para crear su distintivo ritmo musical. Según las investigaciones del Musef, los primeros acordes que inspiraron a los hermanos Estrada para recrear la danza fueron creados por la banda "Pagador de Oruro". Esta banda produjo música para la festividad de San Benito, con la intención de honrar al niño Manuelito durante la Navidad. Esta música fue adaptada para la danza de la tuntuna, lo que dio inicio a lo que luego se conocería como la danza de los caporales con su propio ritmo característico.

Música de la Danza de los Caporales

La música moderna del Caporal es ejecutada por músicos bolivianos que han dado forma a un ritmo único, ritmo que los usurpadores no han logrado igualar. A pesar de los intentos de Perú y Chile, que afirman ser dueños de esta expresión artística son los mismos quienes utilizan acordes bolivianos para interpretarla, queda claro que la esencia de esta danza está arraigada de manera profunda en territorio boliviano.

La música del Caporal se enriquece con una variedad de instrumentos folklóricos que aportan una sonoridad única y envolvente. Entre estos instrumentos, destacan la Zampoña, el inconfundible sonido de la conga, las vibrantes maracas, el dulce tono del charango y la resonancia de la guitarra criolla. Estos elementos, combinados con el agudo sonido del pito (silbato) y otros instrumentos modernos, crean una amalgama de ritmos irresistibles que invitan a cualquiera que los escuche a rendirse al contagioso encanto de la danza del Caporal. La fusión de lo tradicional y lo contemporáneo en la música del Caporal refleja la riqueza cultural de Bolivia y su capacidad para evolucionar sin perder sus raíces.

Este artículo es un extracto en el libro "No se baila así no más…" Tomo 2 de Eveline Sigl. Si deseas explorar más a fondo la historia de las danzas bolivianas, te recomiendo consultar este libro, que ofrece una perspectiva detallada y enriquecedora sobre el fascinante mundo de estas expresiones culturales.

Tierra Plus/rc

GPA/rc

Copyright© 2015 

Culturas
Culturas

El majestuos Jesús del Gran Poder

Tierra Plus: Noticias de Bolivia

Culturas

Alcaldía de La Paz autoriza ampliación de la Alasita por una semana

La Alcaldía de La Paz, tras analizar la solicitud de artesanos y comerciantes de la feria de la Alasita, amplió hasta el domingo 26 de febrero el funcionamiento...

Culturas

Oruro: 52 comparsas participaron en último convite del Carnaval

Miles de danzarines de 52 comparsas afiliadas a la Asociación de Conjuntos del Folclore de Oruro (ACFO) participaron el domingo en el último convite...